Las opciones eran siempre múltiples y se bifurcaban aún más. Ninguna parecía ser la que invadiera su ser con la luz de mil estrellas fugaces, ¿es que acaso debería ser?
Siguió un camino a medias, luego otro, otro y luego otro para, nuevamente, volver al primero.
Ahí estaba, otra vez, sentada, mirando la nada y pensando como siempre.
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